Defensa posicional contra juego de 5 (portero-jugador) – Parte I

Como entrenadores, nuestras decisiones formarán parte del conjunto de acciones  que, desarrolladas de forma conveniente, permita alcanzar los objetivos que pretendemos. Para cada una de nuestras acciones o de nuestras decisiones, existen multitud de factores que le dan forma y las condicionan.
Nuestra formación y experiencia como técnicos, el dominio y conocimiento de las características de nuestros jugadores, la experiencia desarrollada por otros entrenadores, o las situaciones reales del juego, son algunos de los factores que dan contenido a nuestras decisiones.
Voy a desarrollar a través de esta y otras entradas, algunas de las características que podemos tener en cuenta cuando decidimos aplicar una táctica de equipo concreta para la defensa de una acción de ataque con portero jugador del equipo rival.

CRITERIOS  A TENER EN CUENTA PARA LA TOMA DE DECISIONES.
  1. Con qué éxito suele trabajar el rival las situaciones de portero-jugador.
  2. Resultado en el marcador y condicionantes de una posible diferencia de goles con el rival.
  3. Tiempo restante para la finalización del partido.
  4. Quien actúa como portero-jugador, un jugador de pista, o el propio portero.
  5. Características del jugador que ejerce el rol de portero-jugador (técnica, visión de juego,    calidad de pase…)
  6. Posicionamiento del jugador-portero en el ataque de 5.
  7. Estado de ánimo de nuestro equipo.
  8. Estado de ánimo del equipo rival.
  9. Número de faltas acumulativas que llevamos.
1.- Con qué éxito suele trabajar el rival las situaciones de portero-jugador.
Si conocemos o tenemos experiencia que el trabajo en ataque de 5 con portero-jugador del equipo rival les ha dado buenos frutos, debe ser una razón suficiente como para intentan conseguir que lo realicen durante el menor número de minutos posibles. Subiendo la presión arriba para forzar constantemente y descaradamente el saque largo del portero a su jugador en nuestra pista, e intentar después recuperaciones, o finalizaciones rápidas de este jugador con riesgo controlado. Nuestra presión será desde arriba 2-1-1 con ayudas y repliegues rápidos de nuestro jugador intermedio para intentar recuperación. “Obligamos a jugar al rival al contraataque”


2.- Resultado en el marcador y condicionantes de una posible diferencia de goles con el rival.
Si tenemos un marcador a favor lo suficientemente amplio, podemos asumir un inicio de defensa mucho más arriesgado, con presión para temporización arriba mucho más frecuente y evitar su ataque, intentando conseguir algún gol más a través de nuestro riesgo en la presión. También este factor puede permitirnos que nuestra defensa contra ataque de 5 sea algo más agresiva y nuestro pívot presione a su jugador central. “Podemos o debemos asumir riesgos que nos permitan aumentar el marcador”


3.- Tiempo restante para la finalización del partido.
El tiempo que resta para finalizar el partido podemos hacer que juegue a nuestro favor, o puede jugar en nuestra contra, ya que si queda demasiado tiempo y somos excesivamente conservadores, podemos facilitar que el rival desarrolle y mejore su juego de portero-jugador, adquiriendo confianza y posibilidades de recortar diferencias. Con mayor cantidad de tiempo para finalizar, también podemos ser más agresivos y ofensivos en el planteamiento, para consolidar nuestra ventaja o resolverla definitivamente, temporizando y presionando arriba con más intensidad, o siendo más agresivos en nuestra defensa cerrada contra 5. Con menor tiempo para finalizar el partido, el rival debe asumir mucho más riesgo, y nuestra temporización tendrá el objetivo de retrasar su juego de 5, pero no el de robar o cometer faltas. “A mayor cantidad de tiempo para finalizar, más agresiva, intensa y alta nuestra defensa”


4.- Quien actúa como portero-jugador, un jugador de pista, o el propio portero.
Tanto en la ejecución de nuestra presión, tenemos que tener en cuenta quien es el que actúa como portero jugador, ya que una presión inadecuada o desordenada contra un jugador como portero-jugador, que debe disponer de mejores cualidades técnicas para evitarla, puede significar una acción rápida y negativa en nuestra contra. Por otro lado esta situación permite que los robos que podamos realizar puedan ser traducidos rápidamente en lanzamientos lejanos por la falta de costumbre del jugador rival a actuar como portero. Por el contrario si el portero-jugador es el propio portero, nos puede permitir efectuar una mayor presión sobre sus controles y posibles pases (presión de nuestro pívot), subir nuestra presión y temporizar mejor por la falta de hábito del portero a trabajar fuera de su rol, pero no deberemos usar tanto el lanzamiento largo poco claro, ya que el portero tendrá una tendencia natural a regresar rápidamente a su portería. “Jugador como portero-jugador, presión controlada y lanzamientos si robamos. Portero como portero-jugador, mayor presión a sus controles y pases, y no lanzamientos largos”.


5.- Características del jugador que ejerce el rol de portero-jugador (técnica, visión de juego, calidad de pase…)
Valorar la calidad técnica y visión de juego del portero-jugador, porque puede asumir situaciones de circular el balón de ala a ala, o puede intentar jugar balones interiores con precisión gracias a su calidad. Valorar su nivel técnico con ambas piernas.“Tapar pases interiores, evitar riesgos desde pívot, y obligar a desplazar el juego a bandas”


6.- Posicionamiento del jugador-portero en el ataque de 5.
El jugador-portero se colocará habitualmente en el centro, donde será más fácil eludir nuestra posible presión con pases en ambos sentidos. Pero si por circunstancias acabara posicionándose en un ala, aumentaremos nuestro riesgo en la presión, ya que estará más limitado en sus salidas, y más temeroso al tener más distancia y menos posibilidades de defender la portería que es su otro rol. Además debemos tomar conciencia de que el portero jugador nunca va a profundizar para finalizar con un remate. “Portero-jugador en el ala, aumentar riesgo y presión por sus limitaciones”


7.- Estado de ánimo de nuestro equipo.
El estado de ánimo y confianza de nuestro equipo será un dato importante para la toma de decisiones sobre las acciones a desarrollar, ya que un equipo con confianza y que crea en su victoria, será capaz de asumir todas las tareas de una forma mucho más efectiva, sobre todo aquellas que implican agresividad y confianza.Recordemos siempre que vamos ganando, que ellos son los que deben asumir riesgos, que ellos temen por perder el partido, que nosotros lo tenemos ganado si trabajamos con seriedad y sacrificio.Si tenemos posibilidades, solicitar tiempo muerto para transmitir instrucciones de actuación, y sobre todo la confianza y seguridad en sentirse ganador y en la victoria final. “Hemos de conseguir que nuestro equipo se sienta siempre ganador, y con confianza en la victoria”


8.- Estado de ánimo del equipo rival.
El equipo rival es el que va por debajo en el marcador. Es el que asume una táctica muy arriesgada porque ve el partido perdido. Podemos aprovecharnos de su debilidad mental, de su inseguridad, de sus dudas. Hemos de trabajar para crearles dudas de que no van a conseguir ninguna situación positiva de gol. “El rival va por debajo en el marcador, y se arriesga porque pierde el partido”


9.- Número de faltas acumulativas de que disponemos.
La intensidad o riesgos con el que realizaremos la presión defensiva, o subiremos nuestras líneas con intención de robar pelota, dependerá también del número de faltas del que disponemos, ya que podemos asumir mayor riesgo y utilizar como recurso alternativo ante una posible ocasión de gol, la falta. Pero deberá ser mucho más conservadora cuando estemos en quinta falta, y cualquier acción arriesgada pueda suponer una falta en contra y un lanzamiento de 10 metros.“Si hay faltas suficientes, mayor riesgo en la recuperación de balón. Si estamos en 5ª conservadores”

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